Besos con lenguaje

Archivo mensual: May 2021

Yo que te retrato en todas tus posturas graciosas. Que capturo con cariño muchos gestos entrañables tuyos. Yo solo puedo estar agradecida de tenerte conmigo. Eres tan suave, tan inocente, tan divertida… que solo me dan ganas de abrazarte. Eres una compañera maravillosa, ¿sabes? No, no lo sabes. Pero es increíblemente hermoso verte correr en el parque con todos los perritos, llenarme de besos y saltos cuando vuelvo del trabajo, tus ojos bonitos buscándome cuando te suelto un ratito en la zona vallada, tus orejas enormes buscando el silencio en el ruido, tu falta de exigencias, tus mimos, tu cuerpecito pequeño y calentito junto al mío mientras veo películas o sueño, la forma en la que te despiertas sin prisa pero llena de ternura, tu olor, tu forma leal de querernos a todos, el sonido de tus pasos cortitos, tu sombra en la hierba, tu inmensa alegría cuando vamos al campo, al mar, al bosque, a ver a otras personas nuestras, tu hocico oliendo la lluvia, tu mirada buscando pájaros en el cielo/gente paseando/hormigas en la tierra. Yo no sé qué clase de persona pudo no quererte, pudo abandonarte siendo una cachorrita y dejarte en los huesos, sin pelo, sin nada, durante no sé cuánto tiempo en la carretera. Ignoro quién pudo olvidarte, pero qué importa ahora todo eso, ahora ya no lo recuerdas. Ahora solo hay casa, amigos, juegos, luz, familia, calma, refugio, brazos para cogerte y el viento solo es aire que te impulsa en nuestras carreras o algo que sentir detrás de la ventana.

Estoy sentada en el balcón de la casa del Bosque que da a la entrada. Tengo la espalda apoyada sobre barandilla verde. Detrás tengo el universo. Unas montañas preciosas. Un caballo negro. El rumor de las hojas rodando por la calle bailándole al viento. Mariposas amarillas y blancas. La luz infinita del sol proyectada en la Tierra, y que en un par de horas – calculo- será ambarina y perfecta. Almendros. Pinsapos. Margaritas. Amapolas. Rosas rojas, amarillas, rositas. Limoneros. Naranjos. Un manto azul sobrevolando las copas de los árboles. Una brisa fresca que viene del río tal vez, donde la gente se moja los pies y dice casi siempre que el agua está helada. Cientos de pájaros emitiendo cientos de sonidos. Ovejas. Abejas. Cabras payoyas. Perros. Gatos salvajes. Mujeres mayores regando. Niños/as de vez en cuando rugiendo preguntas al aire. Extranjeros. El sonido del campanario ahora mismo (clan, clan, clan). Caravanas con vidas dentro de una habitación. Bimba observándome sin prisa ni miedo. Águilas. Halcones. Serpientes. Liebres. Bicicletas. Picnis. Libélulas. Saltamontes. Los cuentos de Gloria Fuertes, por ejemplo, que leía aquí cuando era verano y yo una niña. Las estrellas titilando sostenidas en un cielo limpio y oscuro esta noche cuando todo quede en silencio y yo lea el libro que he traído. El mundo que quiero aleteando en la palma de mi mano. Parece que me he dejado la prisa en la ciudad, la burocracia del trabajo terminada después de apurarme mucho, las obligaciones allí tendidas en la azotea. Y aquí, aquí todo lo demás. El tiempo extendiéndose ante mí.

Yo te celebro a ti, mamá, todos los días. Eres como una habitación encendida, con las ventanas dando al mar y una buena película puesta. En tus brazos el refugio, el hogar, el invierno. En mis gestos, los tuyos siempre. Eres lo que quiero ser. Feliz día mamá.

Que no se nos olvide que la vida es todo lo que hacemos, decimos y pensamos. Todo aquello que disfrutamos y apreciamos. Y yo me moría de ganas de mar, de mis padres, de esto. ¡Qué de tiempo sin poder abrazarles! Espero que todo siga así de bien y las fronteras permanezcan abiertas, el mundo (con sus océanos, bosques, sonidos, murmullos, viento, llanuras) a nuestro alcance, mucho tiempo. El verano asoma poco a poco sus orejas, como diciendo «voy a comerte», y yo le digo «muérdeme», porque se nos llenará la boca de agua, viajes, paisajes, películas, rutas, familia.


Manuela es una alumna que tiene el corazón bailándole en la voz y saltándole en los ojos. Es pausada, tierna, buena. Sí, buena. Muy buena. A veces no sé cómo puede ser tan generosa, tan noble, con seis años. Porque a los seis años el mundo gira para nosotras/os y no al revés. Ella se conmueve fácilmente. Es como si cosas aparentemente sencillas, alcanzables, fáciles, la emocionasen profundamente. A veces me cuenta mientras me toca el pelo o las manos, que los viernes por la noche ve películas con sus padres y su hermanita. Y yo le digo que a su edad hacía eso mismo, y me encantaba. El viernes mi padre o mi madre me dejaban comer alguna golosina y postre delicioso y mirábamos películas, le digo también, que fue así como aprendí lo que significaba el buen cine y el tiempo infinito, hermoso y acogedor en familia. Manuela el otro día trajo una botellita de leche y unos cereales, y vertía ceremoniosamente el líquido y yo le grababa. Hoy ha visto una foto mía a punto de hacer surf y le ha dicho a su madre que quiere hacer surf conmigo alguna vez. ¿Te lo puedes creer? Una vez vino a clase con una capa de tul casi violeta, unas flores en el pelo, un vestido, para celebrar la primavera y subía la capa por los aires, como si volara. Tiene unos padres que se parecen a ella, y se la comen a besos en la puerta del colegio, y la abrazan con afecto como si abrazasen todo el universo con los brazos. Cuando Manuela los observa esperándola, sonríe muy fuerte, baja las escaleras y con un paso delicado y feliz se dirige hacia ellos, como quién sabe que ahí, en esos ojos que la esperan, está el hogar, el calor, el refugio para toda su vida. Manuela es una niña que practica la prudencia, ¿sabes? trabaja, canta, inventa, juega, sin demasiados aspavientos, concentrada, inmersa en ideas infinitas. Propone siempre soluciones amables, diplomáticas, para los problemas mundiales y para los cotidianos. Y no tolera que otros sufran, que nadie se enfade, esas cosas como la guerra, el frío, el miedo, no le gustan y lo dice. Bajo esa superficie casi vulnerable, hay una mujer invencible. Y no sé si ella lo sabe pero es muy bonito cruzarse con alguien así. Con una persona de seis años íntegra, de valores admirables, divertida, inteligente, adorable. A veces corre hacia mí entre todos esos niños, y me abraza, después susurra que me quiere, y yo sé que lo dice de verdad, que solo hay luz tras sus palabras.