Besos con lenguaje

Archivo mensual: diciembre 2021

Me siento un poco como dentro de esa casa. Estoy en un lugar parecido. Fuera hace frío, no demasiado. Dentro todo es agradable. Hay sopa. Y dulces navideños. Mis pinturas. Hay risas y fundas nórdicas bonitas. Las estrellas titilan casi siempre y es bonito observar sus parpadeos. Me gusta recoger flores secas de tonos ocres y meterlas en un jarrón y sentir el abrazo de la lluvia y el abrigo de un sol invernal amable y tranquilo. He llenado los balcones de luces. Estoy leyendo «Hombrecitos» de May Louise Alcott que es la secuela de «Mujercitas» y en esta obra, Jo March tiene una escuela de chicos sin nada y hablan de chimenea, niñez y afecto. Bimba está súper contenta y juega con su amigo muchas veces, se persiguen, se miman, se revuelcan y yo me río. El otro día vi una película preciosa, delicada, tierna, se llamaba «Mi vida con Amanda» y qué bonita historia entre un chico sensible y su sobrina huérfana. Damos largos paseos. El viento acaricia la piel más tersa, mas blanca. Juego a juegos de mesa algunas noches. Y me río hasta las lágrimas. Hay regalos almacenados, envueltos en papeles bonitos y suaves. En una navidad pandémica, doy las gracias por el sosiego y la alegría que me invade desde que amanezco. Y os deseo unas fiestas así de agradables.

Hay un anuncio televisivo en el que un tipo comparte gran parte de su tiempo con una hiena muy risueña. Lo acabo de ver y me ha dado ganas de escribir. No sé por qué. Quizá porque vivo con Bimba auténticas jornadas de playas infinitas, bosques, colinas, riachuelos, vacaciones, paseos, lecturas (ella se tumba muy cerca de mí cuando leo algo), cabañas, carreras, viajes, siestas, ratos muy agradables. Me encanta recorrer la ciudad con ella, bajo las luces navideñas, por ejemplo, o correr por las aceras, encontrar parques y verla jugar sin descanso con otros perros. Creo que soy muy feliz últimamente. Sin hacer esfuerzo alguno por sentirme plena. Es una emoción que me acompaña casi diariamente. Una serenidad interior muy agradable. Llevo tiempo sintiéndome así. Y es bonito. Tal vez es cierto eso de que el recorrido nos hace crecer y de algún modo, esa madurez emocional que se consigue con muchísimo trabajo interno y equivocándonos, nos otorga una calma que solo depende de nosotras/os. El bagaje, el aprendizaje personal de cada una/o, nos aporta herramientas muy valiosas para hacer lo que nos gusta y apreciar los detalles. El caso es que este trimestre (como soy docente, hablo en estos términos), ha sido muy entrañable. Nueva escuela. Nuevos/as alumnos/as. Nuevo nuevo nuevo. Y en diciembre, ya todo, tan mío. Tan conocido. Tan amable. Y el cumpleaños de mi madre, en octubre, tan bonito. Y el triatlón de mi padre, y yo haciéndole fotos que nos recuerden toda la vida que él es bueno e invencible. Y las risas con Inés, mientras bailamos, miramos películas o tarareamos canciones. Y Bimba. Bimba en todas partes. Llenándome de estrellas. Haciéndome los días inolvidables, con esos ojos dóciles y esa ternura implacable. Y mi curso de ilustración, porque he decidido que voy a ser ilustradora. Y los libros que leo. Y los días que trascienden todo lo material, el tiempo, las redes. Hasta hace un par de años, sentía que corría en diferentes direcciones, tropezando (no importa que esto pase, pero hay que levantarse y además aprender de la caída), no sé, como si mi corazón y mi alegría se alentasen solo en manos ajenas, y no siempre eran manos adecuadas, no siempre. Y qué dolor entonces, en aquellos tiempos, lejanos ahora, por quedarnos en la palma de otras manos sin amor y sin cuidados. Además que no debemos dejar en merced de otros nuestra valía, nuestra felicidad. Que ese sosiego solo llega cuando la paz, el bosque, los sueños, la risa, el impulso, el silencio y el ruido brota de nuestra garganta, habita aquí dentro y no fuera. Y cuando elegimos, libres y conscientes de que lo hacemos, la pareja que nos acompaña, los amigos y las amigas que nos rodean, la familia que nos cuida, las actividades que hacemos, el tiempo que empleamos en cada individuo/a o cosa… Ahora, llueve. Antes no, antes estaba envuelta en un abrigo oscuro y cálido, bajo las estrellas, y Bimba, mi querida Bimba, andaba entretenida en los charcos y en el murmullo del campo. En dos días, mi mejor amiga se muda definitivamente a Roma. Atrás quedará una vida triste en su vencida Venezuela. Y me emociona saber que estará a poco rato de España. A un avión de mi casa. Abrigada con los suyos en un hogar confortable, en una existencia liviana, donde se preocupará por cosas triviales. Y qué ganas de abrazarla.