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-¿Qué podemos hacer si la señorita Helena viene triste? -dice una alumna que ayer me vio más emocionada que triste.

Lo que han dicho mis alumnos/as (lo pongo todo seguido): decirle que la quiero hasta ese pájaro. Decirle cosas bonitas. Darle el corazón. Que haga un viaje a Egipto y mire el Nilo y las momias y no tenga miedo. Abrazarle. Prestarle mi capa de superhéroe. Regalarle un anillo. Casarme con ella. Que haga lo mismo que yo que miro el árbol del patio sólo, porque yo me voy a un rinconcito. Hacerle una estatua de superheroína. Estar con ella.  Llevarle a que vea los peces que le gustan mucho. Decirle que a veces es mi mamá también. Darle muchos besitos todo el rato. Hablar bajito para que esté pensando. Que diga lo que no le gusta (¿?¿?¿?, la madurez de esta niña es asombrosa). Y que está guapa pressssiosa también así triste.

A los cuatro años y medio tienen más soluciones, más sentido del afecto, la sonrisa más amplia, el corazón muy limpio.